Cuidando el cuerpo y el alma |
Este año la lluvia nos ha acompañado desde el primer momento, por lo que hemos llegado a Riomalo de arriba ya con una buena "calada" encima. Hemos hecho un alto en el camino y tras unas breves deliberaciones hemos llegado al convencimiento de que el cuerpo hay que cuidarlo, que es el único que tenemos a lo largo de la vida (cada vez más larga, por cierto); y nosotros lo cuidamos, haciendo ejercicio regularmente entre otras actividades, pero tampoco queremos castigarlo de forma gratuita, que es lo que habríamos hecho de haber continuado la ruta hasta completarla en su totalidad. A cambio hemos preferido mimarlo, así que desde Riomalo nos hemos vuelto a Sotoserrano siguiendo la margen del río, siempre bajo la cada vez más insistente lluvia, y una vez en el pueblo nos hemos dado una ducha caliente y nos hemos ido a comer a Mogarraz, a un restaurante donde nos han deleitado con una degustación de quesos y unas carnes a la brasa cocinadas en condiciones entre otros manjares que tampoco le han ido a la zaga. La factura no ha sido barata, pero "una vez al año" y siendo el servicio de calidad merece la pena darse el gusto de cuidar el cuerpo y el alma en condiciones.
Esperemos que a partir de ahora comience a acompañarnos más el tiempo, pues llegados a estas alturas del invierno, cuando ya empezamos a vislumbrar los primeros días primaverales y unas temperaturas más suaves, se hacen más duras de los normal las jornadas climatológicamente adversas.
MGJ.
Nunca lo hubiera explicado mejor, jejeje
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