Después de haber barajado diversas posibilidades para afrontar la primera parte de la ruta nos decidimos por un camino empedrado que a causa de una ligera llovizna, muy fina, unida al rocío de la mañana hacían peligroso el avance por la falta de agarre. Desde Rebollosa hasta Herguijuela por una senda paralela al arroyo Cabril difrutábamos unos paisajes nuevos para nosotros; la primera parte con más miedo que vergüenza, al menos en mi caso, por la humedad de las piedras, la estrechez del camino y el barranco al lado.
Desde Herguijuela unas primeras rampas muy duras nos llevaban a la pista que en constante ascenso nos conduciría al alto del Portillo, con frío y viento. Un poco antes de terminar este tramo nos encontramos con una montería que por suerte ya estaba terminando y fue poco el rato que tuvimos que esperar para poder seguir avanzando.
Iván Izquierdo antes de corona el alto del Portillo. |
Desde el monasterio el siguiente objetivo era el pueblo de Las Mestas, al que entramos por la senda de Alfonso XIII tras un tramo de pateo, un poco de descenso por cortafuegos y algo de campo a través. Aquí una visita a la tienda del Tío Picho para adquirir algunos de los productos que han hecho famoso al pueblo y una breve charla con los dependientes, aficionados al ciclismo y que reconocieron a alguno de los integrantes del grupo.
Ya quedaba muy poco, unos cuantos kilómetros por carretera para terminar una ruta dura que tardamos en completar casi 6 horas. La guinda la pusimos con la comida: hornazo, embutidos, queso, alguna carne, sidras asturianas y unos dulces.
Una jornada para repetir de la que se pueden ver algunas fotos pinchando AQUÍ o en el menú lateral.
MGJ.
MGJ.